El feo de Rajoy
No es que esté llamando feo a Rajoy, aunque la belleza de este sea opinable y es seguro que desata controversia.
Que la
manifestación republicana no coincida con el trayecto del nuevo rey parece
lógico por razones de seguridad, pero que la policía secuestre banderas
republicanas de balcones particulares es un exceso no democrático.
El artículo 16 de la
Constitución que hoy ha jurado el nuevo rey (y juró en su momento Rajoy) consagra
«la libertad ideológica» con la única «limitación en sus manifestaciones, que
la necesaria para el mantenimiento del orden público.»
Puedo entender que
en atención a posibles desordenes se prohíba la manifestación republicana coincidente
con el recorrido del rey. Incluso por la propia seguridad de los manifestantes antimonárquicos
que se verían en desventajosa minoría ante los manifestantes monárquicos que vitorean al rey; o lo de ellos, ¿no es una manifestación?
Lo de permitirles
la manifestación en la plaza de Tirso de Molina ha estado bien aunque presumo
que con esta opinión me granjeo el reproche de más de uno en ambos bandos.
Lo que ya es
monstruoso es que la policía haya subido a balcones particulares a secuestrar
banderas tricolores. ¿Qué orden público se altera desde un séptimo piso, por
ejemplo?
La actuación
policial atenta contra el artículo 16, «libertad
ideológica», y contra el art. 18, «inviolabilidad
del domicilio sin orden judicial»; quiero suponer que los propietarios de
las viviendas permitieron el acceso intimidados por la sola presencia de la
policía y no por presuntos métodos coercitivos. También ha quedado vulnerado el
art. 20, «libertad de expresión»
El gobierno de
Rajoy retrocede en libertades a los tiempos de la Transición, ¿Hasta dónde
tienen pensado retroceder los cachorros, ya creciditos, del franquismo?
El rey Juan Carlos en
su discurso de proclamación en 1975, en plena dictadura, expresó su deseo de
ser «rey de todos los españoles» y a
ello ha dedicado sus 39 años de reinado
El rey Felipe, en
su proclamación de esta mañana ha hablado de que «cabemos todos». Cuando los hechos demuestran que el gobierno no
piensa lo mismo, lo que resulta un feo a las buenas intenciones del rey.
¡Flaco favor le
hace el feo de Rajoy!
Lo que sí es un
buen síntoma, es la ausencia de ritualidad religiosa, que respeta la aconfesionalidad
del estado y deja para lo privado lo más íntimo de cada cual, sea el mismo r ey o el sursuncorda.
A ver si Rajoy,
Gallardón y otros leguleyos toman la consabida nota de su rey.
¡Salud y República!
¡Salud y República!
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