Como el Rosario de la Aurora
La mayor motivación de muchas personas que como yo creemos en la separación religión-estado, pilar básico de la democracia, es alcanzar dicha separación para garantizar que nadie por motivo de su fe obtenga prebendas; y, por supuesto, garantizar la libre profesión de cualquier fe y la no profesión de ninguna de ellas. Aquí en España no lapidamos, quemamos o degollamos y puedes suponer lo lejos que estamos muchos como yo de defender semejantes atrocidades, así que la simple mención de tales aspectos, para asimilar laicidad con antireligiosidad violenta, nos resulta poco legítimo. El mismo Papa, recientemente, ha defendido esta separación y la conveniencia de los estados laicos; ¡algo de autoridad moral tendrá sobre vosotros, digo yo! El vituperio y la mentira de la que hablas la he visto en numerosas ocasiones sobrevolar cual Espíritu Santo sobre la cabeza de los fieles lanzada desde el púlpito en la misa de los domingos. Encuentro admirable que en los tiempos que cor