De árboles y bailarines en el Bosque de la Danza
Por otro lado, desde la noche de los tiempos, la naturaleza ha ofrecido cobijo emocional, estético, incluso religioso, al ser humano, que ha descubierto en ella un ente al que admirar, adorar e imitar (y actualmente, destruir). Desde esta perspectiva (obviemos la destrucción), nace la inquietud de la Casa de la Danza de Logroño de homenajear la belleza y la armonía natural, y emparejar decenas de árboles (llegaran a ser cientos) con los más reputados bailarines de la escena mundial, en «perfecta» comunión.
Desde 2009, en el llamado Bosque de la Danza, multitud de abedules, nogales, cipreses, álamos… llevan el nombre de mujeres y hombres de la talla de Antonio Ruiz Soler, Alicia Alonso, Anna Pavlova, Rudolph Nureyev, Margot Fonteny, Martha Graham, Vaslav Nijinsky, Maurice Béjart, Mariemma... y tantos otros que han hecho del arte de la danza su vida. Cada año, se suman nuevos árboles y nuevos nombres. No quiero dejar pasar la ocasión de reseñar que se trata de una iniciativa única en el mundo: no hay otro bosque igual, que ofrezca semejante testimonio; y se halla, no en París, Londres o Moscú, sino en nuestro queridísimo Logroño, en el Parque de La Ribera.
Biloba brinda su emotivo nombre al galardón trienal que otorga la Casa de la Danza a aquellas parejas artísticas de reconocido prestigio internacional en tan bello arte.
Ignacio Achútegui Conde
24 de junio de 2022
La revista Danza en Escena, de la Casa de la Danza de Logroño, tuvo la ocurrencia de pedirme un editorial para su número 54 de julio de 2022.
Para llegar al Bosque de la Danza.
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