Elefteria
¡Qué súbita nos llegará la vida!
Ya nos habita cobarde vil muerte.
¿Por qué vivir esta tan injusta suerte?
No es plena, si miserable y cautiva.
Reyes, príncipes, nobleza obligan
con su Dios presurosos a dolerte.
Vital catarsis de fuego subvierte:
tronos, poltronas, altares... castiga.
Vencida la vida desventurada.
Difunta la noche larga, y oscura.
Quebrados canallas, viles ociosos.
Anónima, por siglos olvidada,
de orines rieguen su sepultura.
¡Cánticos libertos suenen gozosos!
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