¡COMPROMETIDO!

Desconocía los detalles anatómicos de tan bella criatura. Gracias a Juan José ahora entiendo que las banderillas son al toro bastante menos que un alfiler al hombre, y que los puyazos del picador no son sino agradables estímulos que el toro agradece y solicita arrimándose. Es por ello que la sangre ni desgasta, ni incomoda, muy al contrario: puesto que la sangre controla la temperatura del cuerpo, su perdida consigue un efecto refrigerante en las calurosas corridas de toros que el toro, insisto, agradece, además de decorar su sosa y a menudo monocromática capa. Por supuesto que la gloriosa muerte en el ruedo es comparable al "bellísimo espectaculo" de dos gladiadores luchando a muerte para solaz regocijo de quienes dirigen el cotarro, y la plebe que por no tener dos cojones y volverse contra sus explotadores, prefieren volcar sus frustraciones en la fiesta nacional. Por cierto, español soy y a mí no me gusta ni me representa esta actividad, que sin prohiciones y sí

Sr. Presidente: Dice usted que hay diferencias entre la guerra de Libia y la de Iraq. ¡A ver si me aclaro! Anteriormente a las elecciones de 2004, usted decía « no a la guerra ».  Ahora manda aviones a bombardear  Libia.  Hace poco, usted se fotografiaba –al igual que otros líderes occidentales—con el dictador y terrorista Gadafi. Actualmente colabora con su derrocamiento. ¡Eso sí, con el mandato de la ONU! Quiero dejar claro mi absoluto rechazo a la dictadura de Gadafi, así como a cualquier otra, del signo político o religioso que sea pero,l a verdad, me resulta incomprensible la intermitencia del pacifismo de su partido: Del  "no a la Otan", a enviar soldados de reemplazo a la primera guerra de Iraq. De apoyar la objeción de conciencia en 1982, antes de su primera victoria electoral, a encarcelar pacifistas por insumisión. De retirar las tropas de Iraq, a seguir enviándolas a Afganistán. Y, ahora, a bombardear Libia. ¡Claro, que con el mandato de la ONU!