Carta al PP

Sres. del PP:

Al igual que  a su presidente, les pido a Vds. una rectificación en su postura sobre la guerra de Iraq. La que, según el Sr. Bush, iba a ser una guerra limpia ¿alguna lo es?, y rápida, ya no lo va a ser tanto. Desde la presidencia de EEUU ya se advierte que puede durar meses y mientras tanto los daños colaterales, es decir las muertes de inocentes, comienzan a crecer.

Ciertamente, Sadam Hussein es un dictador execrable que debe responder de sus crímenes pero esta no es la manera.

Por dos veces se han bombardeado mercados, han ametrallado un autobús, las casas de la población civil están siendo blanco de los disparos del ejercito liberador. Curiosamente, esta población no percibe a los soldados anglo-norteamericanos sino como invasores. De igual manera, resulta curioso ver como la resistencia de un pueblo se nos antoja gesta épica y digna de figurar en los anales de la historia -léase España, 1808- y la del pueblo iraquí: fundamentalismo islámico.

Leo en los diarios las crónicas internacionales que en todo el mundo se suceden manifestaciones contrarias a la guerra. La ONU no ha dado su visto bueno. El Papa la ha condenado. Son muchísimos los países cuyos gobiernos la rechazan y en todas partes, gentes anónimas, gentes de diversas razas, culturas, y credos religiosos se han unido en un sólo clamor: PAZ.

Veo las fotos de las víctimas pero una queda especialmente grabada en mi corazón, se trata de Alí un niño de 12 años que ha perdido todo. Una bomba del ejercito amigo (?) americano se lo ha llevado: su familia ha muerto -padres, hermanos, tíos-, el ha perdido las brazos, su cuerpo se encuentra totalmente quemado. ¿Qué esperanza le puede quedar? Tal vez, ya, ninguna. Tal vez,  él se haya perdido también.


Guerra justa... ¿para quién?

Alí, ¿les dice algo ese nombre?, y ¿Fadel, Heba, Adhmed, Hassan, Aisa, Yomar, Zaida, Madmudh...? Seguramente les dirían más Pedro, Arturo, Marta, José, Helena y, aún, les dirían más si sus apellidos fueran Arenas, Aguirre, Trillo, incluso Aznar. Seguramente si fueran hijos suyos, o hermanos, o tíos; seguramente, también Vds. clamarían por el fin de la guerra.

No hay guerra justa. Ésta, además, es ilegal. Vulnera todo el ordenamiento internacional en unos momentos en que el mundo se ha dotado de un tribunal de justicia para que los genocidas purguen sus penas. ¿Veremos algún día a los responsables de esta comparecer ante él?

Así lo espero.

Aunque la verdad es, que este Tribunal  Penal Internacional nace viciado por las exigencias de EEUU de no permitir que sus ciudadanos puedan comparecer ante él. Una vez más  el imperio ordena, el mundo obedece.

Mientras tanto, les invito a cambiar  su actitud. Desoigan a quien manda cerrar filas. Escuchen el mandato popular (en su significado autentico). Rompan públicamente con la atrocidad. Seguramente sus conciencias se sentirán más  aliviadas, y el mundo será algo mejor.
“¡A la calle!, que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar  que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.” 
Gabriel Celaya
 







Enviada al Partido Popular de Logroño, y a la sede nacional en Madrid, debidamente identificada; y al Diario La Rioja, que no la publicó a pesar de acompañarla con fotocopia del DNI y teléfonos de contacto. Debo añadir que también creo que hay que retirar las tropas de Afganistán.

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