El fanatismo lingüístico II

Siete millones y medio de catalanes tienen el privilegio de poder expresarse en catalán y español-castellano. Negar este último idioma es negar un derecho.

Siempre entendí, desde que tomé conciencia social y revolucionaria, que la evolución social consistía en sumar derechos y no restarlos. Limitar o anular este derecho al idioma, así como otros derechos no es justo; es retrogrado, es autoritario, es involución, es antidemocrático: ¡golpista!