El abrazo de León y Siza o el retrete de San Bartolomé

Nadie en los últimos dos siglos había podido disfrutar de la vista exterior del ábside de la iglesia de San Bartolomé de Logroño. El derribo de la Casa de los Jesuitas para la construcción de un nuevo edificio, sede de Cáritas,  ha permitido su contemplación.

La vista tenía fecha de caducidad, con la construcción de la nueva sede el ábside volvería a ser ocultado. El Ayuntamiento de Logroño negoció con la Diócesis la permuta del solar por la Casa Farias en la calle Mayor para sede de Cáritas y así poder disponer del terreno adyacente al ábside y buscar la solución más adecuada para mantener su visibilidad.

Recientemente, la alcaldesa ha inaugurado las obras de adecuación provisional  consistentes en un tratamiento a base de madera, granito, grava y forja que adecentan la “placita” surgida, en tanto no se acometan las obras del Plan Director de Ordenación que los prestigiosos arquitectos Juan Miguel Hernández León y Álvaro Siza idearon hace ya unos años para rehabilitar el barrio de la Villanueva, también conocido como la Judería aunque parece que este nombre sería incorrecto al decir de algunos historiadores.

El plan se redactó cuando la Casa de los Jesuitas aun ocultaba su preciado tesoro y tras su derribo los arquitectos han presentado ciertas modificaciones. Proponen dos nuevos edificios que abracen el ábside con el fin de “mantener la continuidad visual de Rodríguez Paterna”. De esta manera “en la calle Brava la visión de la torre que ya se adivinaba antes de la torre va a ser casi completa pero abrazada a la nueva edificación. En Rodríguez Paterna no se va a ver la torre hasta que uno se aproxima y va a ir apareciendo”, “se trata de rodear un poco y de controlar la ligazón entre Rodríguez Paterna y San Bartolomé”. (El entrecomillado son las respuestas de los arquitectos a la necesidad de tener en cuenta el ábside descubierto).


¿Qué quieren que les diga? La continuidad visual de Rodríguez Paterna y su ligazón con San Bartolomé me importan un bledo.

Creo que nunca se debió  tapar el ábside y el pie de la torre. Una vez libres, así deben quedar para goce visual de los logroñeses y visitantes. Medio ocultar la casi única muestra de arte románico en nuestra ciudad no es digno de  licenciado alguno en arquitectura.

Además, en la maqueta de la intervención propuesta, al pie de la torre se observa un rincón perfecto como evacuatorio, máxime teniendo en cuenta que se halla a mitad de camino entre “La Mayor” y la discoteca de avda. de Navarra.

¿Cuánto dicen que van a cobrar por esta tontería?





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Viñeta de Tris, humorista gráfico de Diario La Rioja
San Bartolomé y la 'solución final' por Marcelino Izquierdo

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