Ceuta 2: entre el culo y las témporas

Tras los sucesos del pasado 6 de febrero en la playa de El Tarajal, en Ceuta, se oyen voces en contra y a favor de la actuación de la Guardia Civil. Uno de los argumentos esgrimidos con mayor frecuencia es el que hace referencia a la contención de la inmigración ilegal.

Al margen de consideraciones sobre la legalidad de las personas, es un hecho que la inmigración le supone a España un esfuerzo económico. Es por ello que existen unas normas que regulan la entrada de extranjeros en nuestro país (Ley de Extranjería) y que, en el marco de la Unión Europea, España ha suscrito el Convenio de Derechos Humanos. Recuerdo que la Ley de Extranjería es fuertemente contestada por  organizaciones sociales.

En la calle, en el trabajo, en los bares… se comenta la noticia y se dan distintas opiniones según el talante de cada cual. Voy a dar la mía:

1. La vigilancia de fronteras es una atribución que posee el estado y que nos proporciona seguridad a la sociedad española en materia de narcotráfico, contrabando, terrorismo…
2. Es lógico que los agentes porten sus armas en el ejercicio de su función. Deberán usarlas cuando convenga, siempre salvaguardando el principio de proporcionalidad.
3. Ante personas indefensas no es necesario su uso. No existe dicha proporcionalidad.
4. El trato dispensado por los agentes debe ser respetuoso con la dignidad humana.
5. Ante personas que se están ahogando sólo existe una opción posible: su rescate.
6. La Guardia Civil, garante de la legalidad, no puede saltársela. Las expulsiones en caliente están prohibidas por las, anteriormente citadas, leyes españolas y europeas.
7. Los deportados, es posible que fueran recibidos en la zona marroquí por un “comité de bienvenida” que, tal vez, no fuera respetuoso con su dignidad. Al fin y al cabo, se trata de un país con un régimen dictatorial que viola constantemente los Derechos Humanos.

Todos los puntos anteriores son importantes pero el número 5 lo considero fundamental. No puede ser que se permita el ahogamiento de 15 personas ante la pasividad de la Guardia Civil. Independientemente de su condición racial, legal u otra.

¡Se trata de seres humanos!, en situación de peligro extremo como lo atestigua el triste resultado.

No puedo entender que los guardias en su condición de agentes no actuaran para evitarlo salvo que sujetos a una férrea disciplina no supieran romperla ante una presunta orden superior carente de toda humanidad.

No puedo entender como un cuerpo que hace gala de una mística devoción a su patrona contravenga los principios cristianos. Caridad y misericordia, fueron negadas con nocturnidad, no sé si con alevosía, en la playa de Ceuta.

No lo entiendo:

La Guardia Civil puede actuar en el mar deteniendo narcotraficantes y otros delincuentes y ¿no puede actuar a escasos metros de la orilla, auxiliando a personas cuya vida peligra?

Por más vueltas que le doy, no logro entenderlo.

La omisión del deber de socorro es un delito tipificado en el art. 195 del Código Penal. Diversas voces se están levantando exigiendo responsabilidades y mientras tanto el presidente de la ciudad de Melilla se permite frivolizar con el cambio de los guardias civiles por azafatas y, continuando con la tontería, por azafatos.

Sr. Imbroda, por favor, simplemente cierre el pico; confunde, Ud., el culo con las témporas.

Ignacio Achútegui Conde

Logroño, 22 de febrero de 2014

Podéis pinchar en los siguientes enlaces:
Ceuta: tragedia en la playa por Ignacio Achútegui Conde

Ceuta 3: error tras error por Ignacio Achútegui Conde

Los vídeos del Ministerio de Interior

Desmontando las justificaciones del ministro

Imbroda y las azafatas
Donde dije azafatas pongo azafatos